martes, 4 de julio de 2017

LA ERA DE LA NUEVA MENTIRA



     Hay tantas formas de mirar las cosas como personas pululan por el mundo. A veces coincidimos unas con otras en las conclusiones de lo observado, lo que nos causa satisfacción. Otras, empero, nos produce desasosiego que, ante los mismo hechos objetivos, se retuerza la verdad cámara en mano, como ese bamboleo infame que algunos cineastas pretender hacer pasar por arte y que no es más que subjetividad amorfa. 
     Se suele decir que la mentira tiene las patas muy cortas, haciendo referencia a lo fácil que es descubrir una mentira, algo que es bastante falso, porque hay mentiras que pasan como verdades indiscutibles durante años. Apelar a las emociones para falsear los hechos es una de las formas que adquiere la mentira en manos de políticos, medios de comunicación, anunciantes y vecinos de cualquier estrato social. 
     Que la economía y la política esta en manos de desaprensivos en la mayoría de los casos es un hecho objetivo que las cifras de riqueza individual demuestran a poco que se hurgue y raspe. Debajo de ese 1% que domina el mundo se encuentra el 99% que trabaja, vive y muere sin apenas probabilidades de subir en la escala social. La mentira consiste en hacer creer a ese 99% de que tiene muchas posibilidades de ocupar un puesto junto al 1%. La verdad es que noventa y nueve personas de cada cien se esfuerzan diariamente por alcanzar ese objetivo. Se levantan temprano, van al trabajo, vuelven a casa, pagan impuestos y se reproducen y mueren sin salir de su estrato social. 
     La posverdad es hacer creer a la mayoría que unas vacaciones en Marina d'Or es el culmen de la felicidad, y que Trump, Rajoy o Kim Jong-un son unos excelentes gobernantes. Por sus hechos los conoceréis.