miércoles, 24 de febrero de 2016

CUIDADO CON LO QUE HABLAS



Un inasible y sutil aroma se infiltró en su pensamiento, evocando una tormenta de recuerdos olvidados...Mary Jane Morte. De su libro Los Olvidados (1967)
¿A quién le cuentas estas cosas? -Se refería a lo que se le dice a una persona de confianza, de mucha confianza durante una conversación. Una conversación íntima, donde los actores van desanudando sus pensamientos recónditos entre sorbo y sorbo; rebuscando en su interior las palabras, los gestos, el lenguaje más preciso adecuado a lo que se quiere expresar. 
A personas como tú, ¿a quién si no? Tiene que ser alguien que vea el mundo del mismo modo; entender y comprender ese punto de vista que sabes que no todos aceptan o si existe. -Bebe del vaso y lamenta que ya no se pueda fumar en los bares, con lo que le apetece ahora un cigarro. Ambos se observan con aprecio y curiosidad. El aprecio es necesario para que la curiosidad sea permitida, y debe ir en aumento a lo largo de la charla porque de ese modo se fomenta la atención, así como el interés en lo que transmitimos. Tal vez llegue un momento en el que una de las partes diga: no sé si contarte ésto, pero..., a veces no es necesario usar la coletilla, basta con decir con naturalidad éso que sabemos que sorprenderá. solo para comprobar que nos entendemos, que era una sorpresa esperada que abre un nuevo capítulo en la conversación, como si fuera una novela donde los personajes van tomando forma, adquieren esa carnalidad que nos toca para hacerse reales dentro del papel. Pero es de la vida que llamamos real de lo que se habla, y en toda esta lógica las emociones no dejan de estar presentes, jugando su baza a pesar de los contendientes, moldeando lo que mostramos hablando para hacernos más transparentes. Es un endiablo juego en el que las apuestas son elevadas, en el que nadie tiene porque perder. No siempre es así.

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