jueves, 19 de noviembre de 2015

EL PARAÍSO NO EXISTE



Alguna vez he tratado de explicar por qué este blog se titula así, y una o dos personas, quizá tres, hayan entendido algo. Algo como cosa. Una cosa sin cosificar las cosas. Las cosas como el todo que formó el pasado que nos trae a este presente/continuo, y nos acerca al futuro que se desliza veloz, inasible, delante de los dedos de unas manos borrosas. 
El Paraíso, los paraísos, no existen, salvo ese lugar geográfico en el que alguna vez nuestros cuerpos y mentes se solazan con gran placer. Lugares físicos que nos hacen sentirnos sublimes. Una playa, un valle, una montaña, una ciudad..., hollados por otros y que, sin que sepamos o queramos explicarnos los motivos, hacemos nuestros sin complejos, como si desde siempre hubiéramos habitado aquel lugar y nos perteneciera. De verdad que no conozco otros paraísos que no sean ésos y el del ser amado, porque esos lugares los amamos y deseamos del mismo modo.
Veo, con cierto asombro y enfado, esos spot de colonias donde salen modelos con auténticas caras de gilipollas que pretenden ser atractivas, ellos y ellas. Ese paraíso tampoco existe. No hay nada más que el planeta y Universo que habitamos, y somos inmortales en tanto en cuanto las constantes cosmológicas se mantengan en el continuo espacio tiempo. Triste y embaucadora esperanza en vida la de aquellos que esperan una mejor al morir; terrible y criminal mentira la de aquellos que la esparcen y engañan a los primeros, sin la cual no podrían medrar.  

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